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Mostrando entradas de agosto, 2015

Sta. Rosa de Lima

Nadie se lo mandaba; no era su obligación. Ella misma veía las necesidades materiales y espirituales y tomaba la iniciativa haciendo lo mucho o poco que buenamente podía. Los niños, los enfermos, los pobres, los indios y los esclavos negros veían en ella ese ángel que Dios les enviaba para remediar sus males y su ignorancia cristiana. Ponía todos sus recursos y sus cualidades humanas y cristianas a disposición de ellos. Dedicaba su tiempo, sus propias manos y los ambientes de la casa familiar para auxiliarles, curarles, y para salir a catequizarlos. Sta. Rosa nunca cayó en la indiferencia contra la que tanto nos advierte el Papa Francisco. “El peor mal es la indiferencia” nos advertía siempre la beata Madre Teresa de Calcuta. Muchos males y mucho sufrimiento de gran parte de la humanidad sucede y nunca se superan porque el resto somos indiferentes y no los tomamos como nuestro. Hay una falta grande de solidaridad, una falta de sensibilidad, una falta de responsabilidad frente a la