El mes de Agosto nos acerca cada año a nuestra hermana Sta. Rosa para aprender de ella y experimentar su protección. Sus cortos 31 años de vida aparecen densos y bien cargados de ejemplos de vida cristiana para todos nosotros, jóvenes y adultos. Sta. Rosa no fue santa sólo por cultivar una relación muy intensa con Dios a través de la oración, la Eucaristía y otras prácticas religiosas. Su vida destacó por una gran sensibilidad y entrega a los hermanos necesitados de atención material y espiritual: los pobres, los enfermos y los necesitados de catequesis. Ya de pequeña sufría mucho al ver explotada a la gente que traían de la Sierra para trabajar en las minas de Quives de las que su padre era administrador. Y en su casa de Lima, pronto convirtió una de las habitaciones en una pequeña sala de hospital para atender a los enfermos. El amor a Dios siempre va unido al amor a los hermanos necesitados. El cristiano no puede hacerse el ciego, ni el sordo hacia los pobres. El cristiano tiene ojos para descubrir a los pobres, tiene corazón para sentir sus necesidades como propias, tiene pies para acercarse solidariamente a ellos y tiene manos para tenderlas con generosidad y compartir con ellos. Por eso, en este mes, nuestra parroquia quiere prestar una atención especial a los ancianos y enfermos. Este es el mes de la Pastoral de Salud y de la Ayuda Fraterna y Solidaridad. Son dos áreas pastorales que vamos a desarrollar más. Pedimos la colaboración generosa de todos los feligreses para obtener recursos. No podemos vivir como si no hubiera pobres a nuestro alrededor. Si tenemos suficiente fe, veremos al Señor presente en ellos.
PP. José, Florián, Serafim y Conrado
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