El mes de Junio nos invita a contemplar el amor de Jesucristo manifestado en su Sagrado Corazón y en la fiesta del Corpus Christi en la que hacemos nuestro homenaje público a la Eucaristía. Jesucristo es la manifestación del amor de Dios. En su corazón están escritos nuestros nombres, y en la Eucaristía nos ama hasta el extremo. Los cristianos tenemos que vivir en el amor y para el amor, pero primero tenemos que dejarnos llenar por el amor del Señor. Sólo así podremos vivir nuestra vida como una auténtica entrega a Dios y a los hermanos que nos necesitan. Acércate a la Eucaristía y comulga; contempla detenidamente la imagen del Corazón de Jesús, tómala en tus manos , bésala y deja que su amor llene tu corazón, para llenar de vida tu fe cristiana. El 23 de Mayo pasado, fue beatificado el arzobispo de El Salvador Mons. Oscar Romero, asesinado con una bala hace 35 años mientras celebraba la Santa Misa. Su sangre se mezcló con la de Cristo cuando cayó abatido por una bala mientras hacía la consagración. El beato Oscar Romero enriquece el santoral de la Iglesia latinoamericana. Quiso ser fiel a su vocación haciendo presente al Buen Pastor que defiende a sus ovejas de las injusticias y la violencia de los lobos que se encarnaban en los poderes políticos, económicos y militares de su país. Las amenazas no le detuvieron, y siguió predicando el evangelio de la fraternidad, de la dignidad de todos los hombres, de los derechos de los pobres, de la paz, y el diálogo. Amenazado de muerte, afirmaba: “No creo en la muerte sin resurrección: Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño. Se convencerán que pierden su tiempo; un obispo morirá, pero la Iglesia de Dios nunca perecerá”. ¡Beato Oscar Romero, ruega por nosotros!
PP. José, Serafim, Tafesse y Conrado
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